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Ciencia en San Luis: Episodio 27 – Roxana Morales y el LabMa

Vigésimo séptimo episodio del ciclo de entrevistas para que nuestra sociedad conozca los beneficios que trae consigo invertir en ciencia y tecnología. Hoy: Roxana Morales y el Laboratorio de Monitoreo Ambiental (LabMa).


La Dra. Roxana Morales es Investigadora Independiente del CONICET. Se formó académicamente en la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), donde obtuvo los títulos de Analista Químico, Licenciada en Química y Doctor en Química. Su línea de investigación se centra en la valorización de residuos industriales —específicamente del glicerol— mediante el diseño y desarrollo de catalizadores para reacciones de oxidación parcial e hidrogenólisis.  Dentro de sus especialidades figuran la síntesis y caracterización de sistemas catalíticos, incluyendo técnicas como DRX, BET, SEM, EDS, DTP-O₂ y otras vinculadas a materiales catalíticos avanzados.

Morales pertenece al Laboratorio de Monitoreo Ambiental (LabMa). Este nace en el año 2017, forma parte de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia (FQByF) y del Instituto de Investigación en Tecnología Química (INTEQUI) con la misión principal de identificar, cuantificar y analizar contaminantes atmosféricos, tanto gaseosos como particulados, para aportar información confiable a la comunidad, a organismos gubernamentales y al sector productivo. Su actual directora es la Dra. Roxana Morales quien remarcó el financiamiento mediante el cual se creó y desarrolló dicho laboratorio.

Su conformación inicial fue posible gracias al financiamiento del programa “Universidad y Desarrollo” de la Secretaría de Políticas Universitarias. Esta permitió adquirir equipamiento fundamental como bombas de muestreo, un ciclón para material particulado y un cromatógrafo de gases. Posteriormente, el laboratorio recibió apoyo de programas nacionales como ImpCT.AR Ciencia y Tecnología, que financiaron nuevas investigaciones en la Villa de Merlo, incorporando un sistema de medición en línea de bajo costo y gran eficiencia.  Más tarde, un proyecto PICT-E posibilitó la incorporación de un desorbedor térmico, mejorando la capacidad de análisis y reduciendo la manipulación de muestras.

Según detalla la científica: “Surge a partir de un proyecto de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) otorgado a nivel nacional (fueron tres proyectos en total), donde “uno de ellos fue este, destinado a monitorear la calidad del aire en el Parque Industrial Sur. Era en colaboración, obviamente, con el Gobierno Provincial. Ese financiamiento nos permitió empezar a equiparnos, pensando justamente en armar este laboratorio. Fueron los inicios, los primeros equipos que logramos adquirir para esta aplicación específica”.

Posteriormente, recibieron otro financiamiento por parte de los proyectos del Impactar Ciencia. En ese caso, había demandas para solucionar problemas de gubernamentales. Por ello, se postulaban grupos de investigación que podían darle solución a esas problemáticas. “En nuestro caso, nos presentamos para dar respuesta a una problemática que había presentado el municipio de la Villa de Merlo. Ese proyecto también fue financiado, y nos ayudó a adquirir más equipamiento para poder hacer un screening mucho más específico y amplio de los contaminantes que queríamos determinar en el aire. Ese proyecto implicaba hacer monitoreo de calidad de aire y también de agua en la Villa de Merlo; y ahí nos unimos con el grupo de Química Analítica, que se encargó de hacer toda la parte de análisis de agua”, agrega Morales. Con el tiempo lograron acceder a nuevos proyecto de mayor índole que les permitieron equiparse mejor y —con ello— mejorar las prestaciones de algunos equipos que habían adquirido previamente.

Tipos análisis y equipamiento del LabMa

Al consultarle sobre los tipos de análisis que pueden realizan, la Dra. Morales pone de relieve que pueden determinar material particulado en aire —son sólidos de tamaños muy pequeños que no podemos ver, pero sí respiramos—. También determinan gases como monóxido y dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre y los llamados “BETEX”, a los que define como “un grupo de compuestos orgánicos volátiles emitidos principalmente por muchas industrias, ya que forman parte de sus procesos y, a veces, no son debidamente tratados antes de salir a la atmósfera”. Frente a este tipo particular, agrega: “Estos compuestos también provienen de tintorerías donde se hace lavado en seco, de la descomposición de aceites en rotiserías y, por supuesto, del transporte. El parque automotor argentino es uno de los más viejos a nivel mundial, por lo que la contaminación que genera es considerable”.

En cuanto al equipamiento, cuentan con un ciclón que les permite determinar material particulado en aire y con cinco bombas de muestreo que usan cartuchos con absorbente. “Estos se pueden colocar en la ropa o en distintos lugares; succionan aire a un caudal determinado, absorbiendo los contaminantes. Luego, en el laboratorio, los desorbemos y los analizamos con un cromatógrafo gaseoso, un equipo nuevo que nos permite identificar y cuantificar esos contaminantes”.

Recientemente, pudieron incorporarle un desorbedor térmico, al que consideran un “avance muy importante”. Por último, adquirieron un equipo low cost. “Tenemos uno propio y otro en concesión por parte de la empresa que los fabrica, así que contamos con dos disponibles. Este equipo mide en forma online, es decir, en tiempo real, distintos contaminantes según los sensores que tenga. Nosotros tenemos sensores de monóxido, óxidos de nitrógeno y azufre, BETEX, y también mide material particulado en tres tamaños: 2.5, 10 y 1 micra. Estos últimos son los más peligrosos porque ingresan al sistema respiratorio. Además, el equipo mide presión y temperatura. Podemos hacer mediciones tanto en interiores como en exteriores y visualizar los resultados en tiempo real a través de un software”, afirma la investigadora del Laboratorio de Monitoreo Ambiental.

Proyectos del LabMa

Actualmente, se encuentran trabajando en la Escuela Normal Mixta “Juan Pascual Pringles”, a través de un proyecto de extensión. Allí, miden las principales entradas de la escuela, en los “horarios pico” de ingreso de los chicos de ambos turnos -entre las 11:00 y las 12:30-, momento en el que realizan mediciones afuera, en los balcones, y dentro del hall.

La científica del CONICET San Luis acota al respecto: “El objetivo es analizar cuánto de la contaminación exterior ingresa al interior de la escuela y generar conciencia. Este trabajo se suma a los proyectos previos, como el del SPU en el Parque Industrial Sur, el Impactar Ciencia en Villa de Merlo, y ahora este proyecto de extensión en una zona urbana de la ciudad de San Luis. Creo que es muy importante llevar a cabo este tipo de experiencias, brindar información a las personas sobre lo que está ocurriendo y fomentar la responsabilidad ciudadana en torno a las acciones cotidianas que pueden mitigar la contaminación”.

Roxana Morales resalta que desde el LABMA pueden brindar muchas herramientas para la toma de decisiones políticas y medioambientales con base científica. “Cuando las decisiones políticas se sustentan en evidencia científica, la comunidad puede aceptarlas y comprenderlas mejor.

El futuro del laboratorio

Con la dirección inicial del Dr. Luis Cadús y, actualmente, bajo la responsabilidad de la Dra. Morales, el LABMA se consolidó como un referente regional en estudios de calidad del aire, aportando herramientas científicas para el diseño de políticas públicas ambientales y normativas de control. Sus servicios están registrados como Servicios Tecnológicos de Alto Nivel (STAN) en el INTEQUI-CONICET y también se ofrecen a través de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia. El LabMA trabaja de manera articulada con otras instituciones y laboratorios, lo que permite complementar capacidades técnicas, compartir equipamientos y abordar problemáticas ambientales desde una perspectiva interdisciplinaria. Esta cooperación potencia la transferencia de conocimiento y asegura resultados sólidos.

El LabMa formará parte de una Empresa de Base Tecnológica (EBT), siendo una de sus unidades de negocio. “Ya estamos trabajando para que esa empresa se concrete, está bastante avanzada. Nuestro objetivo es seguir consiguiendo financiamiento, darnos a conocer más, ampliar nuestro sistema de monitoreo, perfeccionarnos y construir redes con otros laboratorios que tengan experiencia en otras temáticas. Eso nos permitirá brindar información más completa y fortalecer nuestra contribución al cuidado ambiental”, resalta finalmente.

Más sobre LABMA

El Laboratorio de Monitoreo Ambiental (LABMA) fue creado en el año 2017 en la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia (FQByF). Tiene como principal objetivo contribuir al diagnóstico, monitoreo y evaluación de la calidad del aire y del ambiente, a través de la identificación, cuantificación y análisis de contaminantes atmosféricos, tanto gaseosos como particulados, en diversos entornos: urbanos, industriales, semiurbanos y naturales.

En 2017 comenzó su creación gracias al financiamiento del proyecto Universidad y Desarrollo, otorgado por la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU). En ese marco, se ejecutó el proyecto: Medidas de contaminantes del aire en un parque industrial de la provincia de San Luis, uno (1) de los tres (3) proyectos adjudicados a la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). Esta iniciativa se desarrolló en conjunto con el Gobierno provincial con el que fue posible adquirir equipamiento importante para la realización de tareas, tales como: bombas de muestreo de gases y sus accesorios, un ciclón (equipo para el monitoreo de material particulado en aire) y un cromatógrafo de gases con detector de ionización de llama (GC-FID) esencial para la identificación y cuantificación de contaminantes gaseosos.

Por Lic. Guido Tonelli
Referente del Área de Comunicación
CCT CONICET San Luis