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Ciencia en San Luis: episodio 16

Décimo sexto episodio del ciclo de entrevistas para que nuestra sociedad conozca los beneficios que trae consigo invertir en ciencia y tecnología.


Nos visitó Maria Florencia Spalazzi, es Bióloga (Universidad Nacional de Córdoba) y Becaria Doctoral del GEA-IMASL. Forma parte del Grupo de Estudios Ambientales del Instituto de Matemática Aplicada San Luis. El área de investigación de Spalazzi se enfoca en “La invasión de especies vegetales exóticas como una de las principales problemáticas que afecta a los ecosistemas a nivel mundial”.

Las pináceas son consideradas las invasoras más amenazantes del mundo y en la actualidad se encuentran invadiendo muchos sistemas terrestres del hemisferio sur. Los pinos exóticos alteran los regímenes de disturbio, los servicios y procesos ecosistémicos (por ejemplo, el ciclo de nutrientes) y en última instancia, actúan como ‘especies transformadoras’ provocando efectos negativos en el paisaje nativo. Comprender la invasión y los procesos que la regulan es importante para la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de funciones y servicios de los ecosistemas nativos.

La invasión de especie exóticas es un problema global que afecta gravemente a los ecosistemas, especialmente en algunos entornos naturales de América del Sur. Según Spalazzi “Las especies vegetales exóticas, representan una gran amenaza para la biodiversidad y pueden causar graves impactos ambientales, ecológicos, sociales y económicos”. Entre las más peligrosas se encuentran las pináceas, un grupo de árboles que ha invadido numerosos ecosistemas terrestres en el hemisferio sur. Los pinos exóticos modifican el equilibrio natural de los ecosistemas al alterar procesos clave, como el ciclo de nutrientes, y cambiar los patrones de perturbación. Debido a estos cambios, se les considera “especies transformadoras”, ya que su presencia impacta negativamente en los paisajes nativos. Entender los mecanismos de invasión y los factores que los impulsan es esencial para proteger la biodiversidad y asegurar que los ecosistemas mantengan sus funciones y servicios vitales.

Al respecto, la Becaria Doctoral de CONICET sostuvo: “Los Pinos son un grupo de especies que son nativos del hemisferio norte. Generalmente, se introducen en otras regiones por su valor forestal, a veces también por cuestiones ornamentales; pero —principalmente— con fines forestales. Tienen ciertas características, —no todos, por supuesto— que los hace invasores. Es decir, tienen la capacidad de adaptarse a estos lugares en los que son introducidos, aumentar su población y terminar generando un impacto sobre el ecosistema nativo”. A su vez, continuó: “Cuando uno habla de invasión no solamente importa las características que tenga la especie, sino que además importa las características que tiene el sistema donde llega esa especie; y ahí es donde nosotros estudiamos que ´¿Cuáles son los factores que promueven o retrasan la invasión del pino en distintos sistemas o ecosistemas de Argentina?´. Generalmente, los Pinos se plantan porque la industria va a explotar la plantación y —con el tiempo— se manejan mal o se abandonan, esas poblaciones quedan y se empiezan a regenerar solas”.

La integrante del GEA-IMASL sostiene que —en muchos casos— estas especies forman parches monoespecíficos, similares a pinares, que sustituyen al sistema nativo y generan diversos impactos tanto en la diversidad local como en los procesos ecológicos que ocurren en esos ecosistemas. Entre los ejemplos que brindó destacó que “pueden modificar el ciclo de nutrientes modifican el ciclo del agua, modifican los suelos, compiten con las especies nativas y las desplazan, modifican el régimen de disturbio”.

“Los Pinos están adaptados al fuego y hasta a veces los beneficia. Algo que por ahí no pasa con los sistemas nativos. En la Patagonia, no es lo mismo que se queme un Pinar a que se queme un bosque nativo. Estudiar las invasiones nos permite entender ´cómo funcionan o no funcionan los ecosistemas´. Entender las invasiones es una forma de entender cómo funcionan o no funcionan los ecosistemas y esto nos permite diagramar estrategias para conservar la biodiversidad y —a la vez— preservar los recursos naturales de los cuales dependemos directamente como sociedad, como el agua o el suelo”, agregó Spalazzi.

Además, argumentó brindando otro ejemplo: “En Córdoba —donde hicimos algunos experimentos— la invasión del pino en el pastizal evidenció que toma más aguas que los pastos; entonces, termina reduciendo el caudal de agua de cuencas que proveen directamente a focos urbanos cercanos. Eso es un impacto bastante grave que tiene el pino y generalmente tiene consecuencias económicas bastante graves. Siempre es mejor prevenir. Es mucho más barato prevenir que pagar los daños causados. Estudiar las invasiones también nos sirve para eso: es una inversión a largo plazo”.

Grupo de Estudios Ambientales

El GEA es un equipo multidisciplinario de investigadores e investigadoras que funciona en San Luis (Argentina) desde el año 2004. Enfoca su trabajo en cinco ejes de investigación: biogeografía, ecohidrología, radioecología y radiactividad ambiental, manejo de ecosistemas e interacciones planta-suelo. Forma parte del Instituto de Matemática Aplicada San Luis (IMASL) y depende de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Por Lic. Guido Tonelli. Área de Comunicación CCT CONICET San Luis.