- Noticias / El asteroide “pepe” Sales surca el espacio hacia la eternidad
NOTICIAS INSTITUCIONALES
El asteroide “pepe” Sales surca el espacio hacia la eternidad
Es en honor al físico, José Luis "Pepe" Sales (1957-2022), egresado de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) e Investigador de CONICET San Luis.
Compartir en
redes sociales
La decisión fue realizada por la Unión Astronómica Internacional (UAI), marcando un hito histórico que inmortaliza el legado de un científico que forjó sus inicios en la provincia. La noticia fue oficializada el lunes 13 de octubre en el último boletín de la Working Group on Small Bodies Nomenclature (WGSBN), donde un asteroide (13476) descubierto en 1974, en la actual Estación Astronómica Carlos Ulrico Cesco, dependiente del Observatorio Félix Aguilar (OAFA), recibió el nombre del físico mendocino con una vida y trayectoria científica puntana.
José Luis "Pepe" Sales se recibió de licenciado y doctor en Física en la UNSL. Fue uno de los primeros integrantes del grupo de investigación del Dr. Giorgio Zgrablich. Con los años siguió su carrera como docente e investigador en la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ).
Nos dejaron algunas observaciones sobre su persona, el Dr. Víctor Pereyra (ex profesor titular de la Universidad Nacional de San Luis y ex investigador principal en el CONICET) y el Dr. Hugo Velasco (ex director del IMASL y profesor titular de la UNSL).
Al respecto, Velasco introdujo la temática y resaltó: “un asteroide fue bautizado con el nombre de Pepe Sales, en honor a José Luis Sales, con quien hemos compartido una vida de estudiantes universitarios y de egresados. Hicimos toda la carrera juntos. La verdad que es una noticia que conmueve, sobre todo por la justicia de la perpetuación de su nombre a través de un asteroide que va a surcar el cielo por siempre. Fue una persona que dedicó su vida a la ciencia con pasión y a la vida universitaria. Cuando digo ciencia, digo investigación y docencia universitaria”.
José Luis Sales, según lo describen sus propios compañeros de trabajo y amigos de la vida universitaria, fue un mendocino que llegó a San Luis en 1975, donde inició sus estudios en Física. En 1981, se licenció en Física y en 1987 hizo el doctorado. Trabajó en una primera etapa en una de las unidades ejecutoras de CONICET en San Luis, el Instituto de Matemática Aplicada (IMASL), y luego en su etapa de posgrado en el Instituto de Física Aplicada (INFAP). “Tuvo el honor de trabajar primero con Ezio Marchi y -después- con Giorgio Zgrablich. Su vida tiene dos patas desde el punto de vista laboral. Desarrolló toda su tarea profesional en la Universidad Nacional de San Luis y en la Universidad Nacional de San Juan, donde daba clases a los estudiantes de Astronomía y Geofísica. Y allí surge el impulso por bautizar y perpetuar su nombre a través de la designación de un asteroide, que había sido descubierto hace décadas”. A ello, Velasco agrega: “El resto del tiempo lo pasaba aquí, viniendo permanentemente a San Luis a hacer sus estudios de investigación en cuestiones que él valoraba muchísimo, y lo hacía con total dedicación. Ese era José Luis”.
Los científicos del CONICET remarcan que el designar un asteroide con un nombre no es un trámite sencillo; sino que lleva años puesto que es un reconocimiento internacional. La Unión Astronómica Internacional bautiza los distintos cuerpos celestes con sus propios criterios y fundamentos. “Se necesita justificar un pedido, como en este caso, que lo hizo el Laboratorio de Astronomía de San Juan, para bautizarlo con el nombre de José Luis”, alega Velasco.
Si uno se fija en la justificación, habla sobre todo de la formación de recursos humanos en Astronomía que fue tan destacada en José Luis: generaciones y generaciones a quienes transmitió lo que para él era una pasión —el estudio del cielo—, su segunda pasión.
Por su parte, Pereyra subrayó: “El nombre de los asteroides, como dice Hugo, tarda mucho en ser asignado. Pero la gente que bautizó el asteroide han sido probablemente compañeros o alumnos de él, y eso tiene que ver con su forma de ser, porque era un “pájaro loco”. Un tipo muy amigable, de salidas muy locas. Era muy fácil hacerse amigo de él y muy fácil ser camarada. Creo que tiene que ver con el hecho de que lo querían mucho, lo valoraban mucho también por todo lo que había hecho en la formación de recursos humanos. Pero, más allá de eso, tiene que ver con que era capaz de ganarse el corazón de todos los que lo rodeaban”.
De esta manera su nombre surcará por todo el espacio hacia la eternidad y Velasco y Pereyra se llenan de alegría y emoción por ello. “Me parece muy lindo realmente lo que han hecho, y es una forma de recordarlo, porque se fue muy joven. Nosotros no pudimos disfrutarlo más porque la vida lo llevó a vivir a San Juan. Se me vienen mil anécdotas que lo podrían ilustrar como tal. Más allá de sus condiciones intelectuales, José Luis era muy habilidoso con la computadora, en un momento en que recién se empezaba a programar. Inclusive, creo que tuvo un paso por el centro de cómputos de la universidad, donde iba voluntariamente y dedicaba su tiempo. Si uno se fija en la instancia final de su formación, trabajó en el desarrollo de simulaciones de Montecarlo, lo que también tenía que ver con su habilidad para programar”, recalca Pereyra y continúa: “Independientemente de eso, yo recuerdo a José Luis por su humor inteligente, audaz, jugado, arriesgado, no solamente frente a quienes éramos sus pares, sino frente a los profesores. Era un maestro en desdramatizar situaciones. Uno llegaba a un examen estresado, mal, con el agua al cuello, y lo veía llegar a él y todo cambiaba: era absolutamente espontáneo en sus salidas. Esa es una faceta muy importante de su personalidad, que lo llevó a tener tantos amigos y a estar siempre rodeado de gente que lo apreciaba mucho”.
Ambos coinciden que se trata de un homenaje muy merecido puesto que es una persona que entregó su vida y su pasión por esta actividad. “Es también un tributo y un reconocimiento a la gente que muchas veces, en forma anónima, trabaja día y noche por lo que es su pasión, sin buscar más recompensa que el hecho de tener un trabajo o estar en un congreso. En este caso es algo extraordinario, porque va a tener un cuerpo celeste que girará por siempre llevando su nombre”, se emociona el Dr. Hugo Velasco.
Con Víctor, Hugo y José Luis compartieron la etapa del desarrollo de sus carreras universitarias. Algo que los lleva a compartir más que solo momentos, horas de estudio, la resolución de problemas, el estrés de los exámenes, el festejo posterior. “Todo eso lo vivimos con José Luis. El tenía una inmensa generosidad y un buen humor permanente. Siempre alentaba a pasar buenos momentos. Era muy especial, amigable y era difícil verlo agobiado por algún problema. Todo lo contrario, sabía disimularlo y siempre brindaba consejos. Estaba de buen ánimo, con ese humor sarcástico que tenía, con bromas pesadas, pero ese era él, íntegro, y se lo extraña mucho”, dice Hugo.
Asimismo subraya que este también es un tributo a su compañera, Verónica Gargiulo Almeida, egresada y doctora en Física por la UNSL. “Verónica ha sido su compañera y quien estuvo a su lado todo el tiempo. Así que este merecimiento es también para ella”, finaliza Velasco.

